Un nuevo estudio acaba de sonar las alarmas: un pequeño pez endémico de Galápagos, que no ha sido visto en más de 40 años, podría haberse extinguido.
La damisela de Galápagos (Azurina eupalama), que alguna vez fue común en las costas rocosas del archipiélago, desapareció después del devastador evento de El Niño de 1982–1983. Hoy, su ausencia es más que una pérdida biológica: es un llamado de advertencia.
El Niño de 1982–1983 fue el más severo registrado hasta ese entonces. Las temperaturas del océano alrededor de Galápagos aumentaron hasta 8 grados centígrados por encima del promedio, alterando completamente el equilibrio marino. Las corrientes frías se detuvieron, el plancton colapsó, y con él, toda la cadena alimenticia.
Los efectos fueron drásticos: arrecifes de coral milenarios murieron, las iguanas marinas dejaron de reproducirse y los lobos marinos abandonaron o perdieron sus crías. Fue una advertencia temprana del alto costo que el cambio climático podría tener en islas como Galápagos, donde los ecosistemas son frágiles y profundamente interdependientes.
Pero mientras algunas especies lograron recuperarse con el tiempo, la damisela de Galápagos nunca volvió.
Según el estudio reciente de los científicos Jack Grove y Benjamin Victor (2025), la damisela era un pez planctívoro, perfectamente adaptado a aguas frías y someras. Durante casi un siglo fue observada con regularidad. Desde su descubrimiento en 1898 hasta finales de los años 70, fue rutinariamente encontrada en numerosas expediciones científicas, formando parte estable de la biodiversidad marina de Galápagos.
Pero tras El Niño de 1983, simplemente desapareció.
Pese a décadas de búsquedas por científicos, guías naturalistas, fotógrafos submarinos y monitoreos sistemáticos, nadie ha vuelto a ver un solo ejemplar. Todo indica que su nicho ecológico era tan específico y su población tan localizada, que no pudo resistir el cambio abrupto en su entorno.
La desaparición de la damisela de Galápagos podría marcar la primera extinción documentada de un pez marino tropical provocada por cambios bruscos en el clima. Durante más de cuatro décadas, científicos, naturalistas y buzos la han buscado sin descanso en los lugares donde solía habitar. Pero ya no está.
Y esta historia podría no ser un caso aislado. A medida que el planeta se calienta, los fenómenos extremos como El Niño se vuelven más frecuentes, más intensos y más prolongados. Los océanos han venido calentándose a ritmos récord. El 2023 fue el año más cálido jamás registrado para los océanos a nivel mundial y el quinto año consecutivo en alcanzar un nuevo máximo histórico.
Esta tendencia representa una amenaza directa para especies como la damisela: endémicas, con hábitos muy específicos y confinadas a poblaciones pequeñas y aisladas. Justo esas cualidades que hacen de Galápagos un lugar extraordinario… son también las que la hacen profundamente vulnerable.
La historia de la damisela de Galápagos también es inseparable del legado del científico y conservacionista Godfrey Merlen, quien dedicó su vida al estudio de la vida marina en el archipiélago. Durante más de cinco décadas, Merlen vivió en las islas, explorando sus costas, documentando sus especies y compartiendo su conocimiento con generaciones de investigadores y naturalistas. El murió en el 2023, sin encontrar la Damisela.
En sus últimos años, lideró una búsqueda rigurosa para encontrar rastros de este pez emblemático, con el apoyo de guías locales y colegas científicos. Aunque no logró registrar nuevos avistamientos, su trabajo dejó una base invaluable para futuras investigaciones y una profunda huella en la comunidad científica.
En Galápagos Conservancy nos sentimos profundamente honrados de haber colaborado con él. Su legado guía nuestro compromiso: trabajar de la mano con científicos, comunidades y actores locales para proteger lo que aún podemos salvar. Porque la conservación, como él la entendía, se construye desde la colaboración y la persistencia.
La damisela era pequeña, sí, pero su pérdida simboliza algo mucho mayor: estamos entrando a un tiempo donde, si no actuamos con urgencia, muchas especies más podrían esfumarse en silencio, sin evidencia, sin reacción.
Por eso, Galápagos Conservancy redobla hoy su compromiso con la ciencia, la conservación y la prevención. Porque no basta con lamentar una extinción. Hay que anticiparla. Hay que evitarla.
Cada especie perdida es un capítulo borrado del libro de la vida. Pero aún podemos escribir un nuevo final. Que esta historia dolorosa nos despierte. Porque todavía estamos a tiempo, si elegimos actuar.
que la próxima historia como la de la damisela se escriba en silencio.
Súmate al compromiso de Galápagos Conservancy.
y ayúdanos a evitar la próxima extinción
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